
Excelencia en el autocontrol
Pero como de lo que se trata es que uno logre el autocontrol de uno mismo y no el autocontrol del otro, queremos comentar que en una prestigiosa revista internacional, cuyo nombre ignoro porque la encontré en el baño, en casa de un amigo y le faltaba la portada, hallamos un artículo que nos llamó la atención por su original título: ¡TÚ PUEDES! El autor recomendaba leerlo al amanecer mientras se oía el Himno a la Alegría de la Novena Sinfonía del genial hipoacúsico. Era un artículo muy breve, pues las fotos en maravillosos colores ocupaban casi toda la página, pero muy bien documentado y que iba directamente al grano. En este momento acuden a nuestra mente algunas de sus frases directas y específicas:
•Encara tus dudas con contradicciones.
•Para vencer tu inseguridad debes ser más fuerte que ella.
Pero como de lo que se trata es que uno logre el autocontrol de uno mismo y no el autocontrol del otro, queremos comentar que en una prestigiosa revista internacional, cuyo nombre ignoro porque la encontré en el baño, en casa de un amigo y le faltaba la portada, hallamos un artículo que nos llamó la atención por su original título: ¡TÚ PUEDES! El autor recomendaba leerlo al amanecer mientras se oía el Himno a la Alegría de la Novena Sinfonía del genial hipoacúsico. Era un artículo muy breve, pues las fotos en maravillosos colores ocupaban casi toda la página, pero muy bien documentado y que iba directamente al grano. En este momento acuden a nuestra mente algunas de sus frases directas y específicas:
•Encara tus dudas con contradicciones.
•Para vencer tu inseguridad debes ser más fuerte que ella.
Y aquella otra:
•Enfrenta tus problemas con una sonrisa y si son muy graves: con dos sonrisas.
Me encantaría reproducir el artículo en su totalidad (prácticamente asi lo hago) pero tomaremos solamente lo relacionado con nuestro tema. El autor, una eminencia científica, nos explica que si leemos algo repetidas veces, poco a poco va penetrando hasta llegar a las profundas capas de nuestro inconsciente y que, entonces, ya no necesitamos seguir repitiéndolo (y además me imagino que una sobredosis de repeticiones puede llegar a depositarnos el mensaje en las rodillas). La cosa es que cuando el mensaje se asimila en nuestro inconsciente se convierte en una parte nuestra. Tan así que seríamos incapaces de diferenciarlo de otras partes nuestras e incluso de partes nuestras que no son nuestras, y entonces el mensaje empieza a trabajar solito, ya uno puede estar pensando en lo que quiera que el mensaje estará pensando en el mensaje, por decirlo así, como cuando mantenemos el equilibrio al caminar o al beber.
Según el autor, debemos copiar estas reglas en un papel, que incluso podemos plastificar para que no se nos ponga pringoso, y cada mañana al levantarnos leerlo en voz alta una vez y en voz muy bajita otra vez más. Antes de pasar a las diez promesas del autocontrol, mi propia experiencia personal en el trabajo con este método, me permite hacerles una sugerencia: al copiar las promesas conviene hacerlo en un papel rayado porque sino uno escribe y se le tuerce la línea.
Helas aquí:
Las diez promesas del autocontrol
1.Cuando conozca a alguien primero le preguntaré el nombre y luego el teléfono, en ese orden.
2.Si la llamo y no la encuentro dejaré pasar quince minutos antes de volver a llamarla.
3.Si no la encuentro no seré agresivo con la persona que me atienda.
4.No bloquearé su línea con mis llamadas.
5.Cuando la encuentre hablaré sin gritar.
6.Haré una cita para otro día, nada de: ¿quéstáshaciendohívoy!!!
7.No haré más de cuatro llamadas diarias para confirmar si irá a la cita.
8.El día de la cita me acercaré caminando y no corriendo.
9.Le sonreiré sin hilitos de baba.
10.Tendré mis ojos con las dos pupilas dilatadas del mismo tamaño.
•Enfrenta tus problemas con una sonrisa y si son muy graves: con dos sonrisas.
Me encantaría reproducir el artículo en su totalidad (prácticamente asi lo hago) pero tomaremos solamente lo relacionado con nuestro tema. El autor, una eminencia científica, nos explica que si leemos algo repetidas veces, poco a poco va penetrando hasta llegar a las profundas capas de nuestro inconsciente y que, entonces, ya no necesitamos seguir repitiéndolo (y además me imagino que una sobredosis de repeticiones puede llegar a depositarnos el mensaje en las rodillas). La cosa es que cuando el mensaje se asimila en nuestro inconsciente se convierte en una parte nuestra. Tan así que seríamos incapaces de diferenciarlo de otras partes nuestras e incluso de partes nuestras que no son nuestras, y entonces el mensaje empieza a trabajar solito, ya uno puede estar pensando en lo que quiera que el mensaje estará pensando en el mensaje, por decirlo así, como cuando mantenemos el equilibrio al caminar o al beber.
Según el autor, debemos copiar estas reglas en un papel, que incluso podemos plastificar para que no se nos ponga pringoso, y cada mañana al levantarnos leerlo en voz alta una vez y en voz muy bajita otra vez más. Antes de pasar a las diez promesas del autocontrol, mi propia experiencia personal en el trabajo con este método, me permite hacerles una sugerencia: al copiar las promesas conviene hacerlo en un papel rayado porque sino uno escribe y se le tuerce la línea.
Helas aquí:
Las diez promesas del autocontrol
1.Cuando conozca a alguien primero le preguntaré el nombre y luego el teléfono, en ese orden.
2.Si la llamo y no la encuentro dejaré pasar quince minutos antes de volver a llamarla.
3.Si no la encuentro no seré agresivo con la persona que me atienda.
4.No bloquearé su línea con mis llamadas.
5.Cuando la encuentre hablaré sin gritar.
6.Haré una cita para otro día, nada de: ¿quéstáshaciendohívoy!!!
7.No haré más de cuatro llamadas diarias para confirmar si irá a la cita.
8.El día de la cita me acercaré caminando y no corriendo.
9.Le sonreiré sin hilitos de baba.
10.Tendré mis ojos con las dos pupilas dilatadas del mismo tamaño.
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