miércoles, 29 de diciembre de 2010

La Soledad me descompone

-"La soledad me descompone"-, escribe Alfredo, nada empequeñece tanto a un hombre como la conciencia de no ser amado: Sigue tecleando, desesperado. Comparte ahora la prisa aquella en que quería a presar la imagen de MaryTere, recuperarla, reternla. Luego, poco a poco fue despidiéndose de estas cosas y dándose cuenta de que nada la podía hacerse quedarse quieta, de que no pertenecía a nadie. "Tal vez no era nadie", pone Alfredo en su PC y la página en blanco va llenándose de figuras negras que la habitan y ocupan: sitiándola, como los cuerpos al deseo.La ventana de ese cuarto está abierta y el aire se cuela molestamente. Alfredo apenas lo nota, sigue escribiendo como un loco, furioso.
"Me sentía cómodo o incómodo con esa presencia de nuevo frente a mi?", pone en el papel.. Le dije que esperara, pero mi corazón latía como loco y algo me detenía. Creo que la hice esperar demasiado, pero tenía miedo, era riesgoso, casi sabía qué era lo que ocurriría después.

Ella se abrazó de Alfredo, besándolo con fuerza y rodeándole el cuello mientras él se dejaba hacer y ensayaba una serie de reproches y engaños. Pero, ¿se puede reclamar algo que no existe? Subieron juntos, él aún sin decirle nada y ella esperando ya algo por lo que había adivinado en su mirada.

Sintió cómo esa segunda noche con MaryTere era ya algo distinto, era algo conocido. Esa mujer había estado con él, su historia se había cruzado con la suya. "Lo que sucede es que creemos conocer, porque de lo contrario nos sentiríamos infinitamente estúpidos, pero no hacemos sino retener y adivinar ciertos gestos, posturas o frases de los otros. No podemos retenerlos, porque sólo poseemos la imagen de esa persona y no lo que es en sí. Si fuera posible el conocimiento, entonces todas las personas captarían lo mismo de ciertas cosas y de ciertos seres. Nada hay mas falso sin embargo. Captamos sólo lo que deseamos aprender; todo lo demás nunca será nuestro."

Se sentaron sobre la cama y ella el puso un dedo en la boca:-"No digas nada, por favor. No quieras comprenderme aún", le dijo y él se guardo para otro lado el rencor acumulado. "Vine porque te necesito; si no, no estaría aquí, eso es todo lo que debes saber. Y tu me aceptas pro lo mismo. Úsame entonces". Todo en ella era imprevisible y además Alfredo no se sentía capaz de corregirla. Fue ella la que lo desvistió esta vez. "Quédate quieto, siguió ordenándole. Al empezar MaryTere él estaba molesto, nada exitado, pero al final estaba ya erecto y ansioso. Y es que ella lo hizo todo lentamente, con cautela. sus uñas de pronto lo rascaban y luego apretaban y luego le tocaban hundiéndose en su piel.... Él nunca supo cómo MaryTere podía haber quedado desnuda al mismo tiempo que él, como si el deseo la desvistiera con más malicia que él mismo.


La noche es especialmente fría. Alfredo no ha puesto música. Sólo se oye el golpeteo de las teclas llenándolo todo. Luego el sonido se detiene. ¿Ha acabado el martirio?

Alfredo saca un atado que tenía guardado desde quién sabe cuándo, tal vez hace dos años, cuando dejó de fumar. siente una imperiosa necesidad de volver a hacerlo. Con los dientes le quita el filtro a la boquilla y enciende el cigarro. Está recostado sobre su asiento, frente al escritorio, hecha el humo para arriba. Piensa y repiensa a MaryTere. Hace ya tanto tiempo. "Pero uno nunca se acostumbra a la soledad", escribe, "es imposible que te digas´está bien que me hayan quitado lo que tengo´". Lo que empezó por casualidad, se llenó de embrujo, sin las connotaciones peyorativas de la palabra. La vida cotidiana va haciéndonos repetir mecánicamente algunas de las cosas que más nos disgustan de nosotros mismos hasta que ya no sabemos de dónde salen, cuáles impulsos las motivan. Y el recuerdo es inevitable.

"Es noche en la memoria suple todo el conocimiento", va escribiendo Alfredo, "se instala en el recuerdo y lo llena de la dulzura que quizá nunca tuvo. Tal vez porque dormidos no nos podemos dar cuenta de lo que piensa el otro, de lo que pasa, y lo que sentimos cerca sin saber siquiera qué o quién estará soñando"...

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